martes, 24 de noviembre de 2015

Te adoro...

Te adoro, R. Adoro lo que hacemos. Adoro todo de ti.

Sentirte a ti. Sentirme así. Sentir todo esto. Sentirme tan tuya y tan libre. Sentirte tan mío y tan Tú. Sentirme parte de ti. Sentirte parte de mí. Sentir que somos uno. Sentirnos.

Eres todo para mí. Eres mi todo. Eres lo más maravilloso. Lo que yo más amo. Lo que yo más quiero. Lo único.

No quiero que existan temores, dudas o preocupaciones. Nada de ti me daña ni hace mal alguno. Al revés, todo de ti es maravilloso, todo me hace feliz, libre y plena.

Para mí, amor, Tú lo eres todo. Y confío plenamente en ti, en todo lo que venga de ti, de tu mano, de tus labios, de todo tu ser, tan maravilloso.

Eres mi Amo, R. Es así. Lo eres. Con todo lo que implica. Tu voluntad, tu palabra, tu parecer... Todo eso, es lo que me guía. Porque me encanta que me manejes, que me uses, que me hagas lo que quieras. Me encanta complacerte, servirte, darte placer. Me encanta que me ordenes y me encanta obedecerte. Me encanta que me sometas y me encanta someterme. Me encanta que me lleves cada vez más lejos, que me enseñes más y más, que liberes cada vez más, que poco a poco te reprimas cada vez menos y seas cada vez más Tú.

Eres mi Amo. Soy tu esclava. Soy tu puta. Soy tu posesión. Y me encanta. Te adoro. Adoro que seas mi Amo, mi dueño. Adoro, ser tu esclava, tu puta, tu posesión. Te adoro.

Soy feliz. Soy feliz cuando me ordenas, me sometes, me pegas, me follas, me agarras, me escupes, me orinas, me llenas. Soy feliz obedeciéndote, recibiendo todo lo que me das. Soy feliz a tus pies, o bajo estos. Soy feliz siendo tu esclava y tu puta, amo. Soy feliz.

Y sí, también lo soy cuando me cuidas, me mimas, me haces el amor, me besas, me abrazas y me das tu cariño. Soy feliz entre tus brazos, o contra tu pecho. Soy feliz cuando además de tu puta, soy también tu princesa. Soy feliz cuando, tras muchos polvos de canela, degustamos juntos el sabor de la vainilla.

Porque sí, eres mucho más, eres mi todo, mi amor, mi novio, mi hermano, mi amigo, mi compañero, mi pareja, mi destino, mi ángel, mi guardián, mi cuidador, mi prometido... Mi R.

Te quiero, te amo, y te adoro.

Para siempre y para todo.

Y en todo, y por siempre, tuya.

martes, 3 de noviembre de 2015

¿A dónde van?

«¡Los suspiros son aire y van al aire!
¡Las lágrimas son agua y van al mar!
Dime, mujer, cuando el amor se olvida
¿sabes tú adónde va?»
Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXXVIII.



Las lágrimas van al mar,
los suspiros van al aire
y tus más profundas emociones,
cuando las transformas en canciones,
¿sabes tú a dónde van?

Yo te digo, no se van
se quedan, viven
en aquello que creaste.
Y así ellas transmiten
lo que Tú siempre buscaste.

Yo te digo, no se van
te siguen acompañando
en lo más hondo, enterradas,
a oscuras, anhelando
tus esperanzas negadas.

Que Tú, mi gran creador,
no eres únicamente eso,
también eres buscador
de cada oscuro deseo.

Que Tú, mi gran amor,
has estado muy perdido,
creyéndote un horror
y por dentro reprimido.

¿Te avergüenzas? No lo hagas.
¿Te dan miedo? No las temas.
No te culpes, no decaigas,
no hay por qué esconderlas.

¿Te crees monstruo? No lo eres.
¿Te ves asqueroso? No lo resultas.
No reprimas, no desesperes
no las tengas, amor, conmigo ocultas.

Amo a esas emociones
que mantienes encerradas
que leí en tus canciones
y que sin saberlo, me mostrabas.

Amo a todos los deseos
en tu oscuridad contenidos
en tus más sombríos anhelos
y en tu ser más guarecidos.

Amo todo de Ti,
y un monstruo no es tu ser
pero si lo crees así
tu monstruosidad yo amaré

Amo todo de Ti,
no es horrible, ni asqueroso
nada de lo que al fin
forma parte de tu todo.

Amo todo de Ti
cada fibra, cada parte
y si depende de mí
realidad será tu arte.

Amo todo de Ti
tus luces y tus sombras
y si me lo preguntas a mí
no quiero que nada escondas.

Amo todo de Ti,
y amaré todos tus deseos
oscuros o no, a mí
te juro, amor, no me dan miedo.

Amo todo de Ti
y tus fantasías y anhelos,
si los quieres cumplir,
yo también querré hacerlo.

Amo todo de ti
y quiero liberarte
quiero hacerte feliz
y quiero, amor, sanarte.

Mi ser va con el tuyo
Mi luz va a tu oscuridad
Y tus más profundas emociones,
cuando las transformas en canciones,
¿sabes tú a dónde van?

Yo te digo, no se van,
siguen aquí, contigo
en lo que siempre has buscado
y que ahora, conmigo
si Tú quieres, habrás encontrado.

Yo te digo, no se van
son deseos dentro de Ti
pero si Tú quieres, amor
los podremos, juntos, cumplir
aliviando tu interior.

¿Temes dañarme? No lo harás.
¿Temes que sufra? No lo haré.
Confío en que Tú sabrás
cómo, cuándo y por qué.

¿Ocultas tu oscuridad? Conmigo no.
¿Crees que huiré? No será así
Arrástrame a ella, por favor

Porque amo esa oscuridad
a la que te ruego que me lleves
que a Ti me quiero entregar
con todo lo que conlleve.

Amo todo de Ti
y todo a ti quiero darte
hacerlo todo, si hay ahí
una forma ayudarte.

Amo todo de Ti,
y aunque el porqué aun no sepa
creo amor, que en mí
habita tu respuesta.

Amo todo de Ti,
por favor, no te asustes:
puedes encontrar en mí
todo lo que busques.

Amo todo de Ti
y quiero, amor, que entiendas
que sin pedirte nada en sí
Tú conmigo cuentas.

Amo todo de Ti
y quiero que Tú te ames
llévame, contigo, por fin
a donde no ha llegado nadie.

Yo te digo, no se van
tus emociones y deseos,
quizá se marchen algunos
cuando otros se vuelvan nuestros…
podemos intentarlo, si quieres, juntos.

Porque amo todo de Ti
y todo, a Ti quiero darte.
Porque amo a todo tu ser
y todo, por Ti quiero hacer.
Porque te amo, R


Te amo.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Latidos que imaginan



Bajo los huesos, cubierto por la piel que ceñida los viste, algo se me agita. Es mi corazón. Lleva horas desbocado y revolucionado, como si fuese un manifestante en plena marcha de sublevación. Si cierro los ojos en el silencio, casi puedo escuchar sus acelerados latidos en mi mente. O tal vez sea que el fuerte bombeo de la sangre alcanza mi loca cabeza, y yo noto palpitar mis sienes en la oscuridad de mis párpados caídos.

En cualquier caso, sé que desde anoche, late más fuerte. En verdad, siempre late fuerte por Ti. Pero hoy, lo hace especialmente. Y... No es la única parte de mi cuerpo cuyos latidos se han vuelto intensos. Más abajo del vientre, en el rincón que habita entre mis piernas, algo late. Late con tanta fuerza, que casi me sonrojo al pensar que alguien más que Tú y yo pudiera darse cuenta...


Y así, presa de esa tortuosa mezcla de morbo y vergüenza, me imagino que alguien más es capaz de oír los latidos de mi coño mojado. Y me ruborizo al pensar en que ese alguien, fueses Tú. Porque sé que eres consciente de mi humedad constante, en un estado tal y como ha sido por Ti demandado, pero que no puedes sin embargo escuchar como tu juguete palpita por Ti una y otra vez.

¿Y si pudieras oirlo, justo ahora, mientras trabajas a apenas unos metros de distancia? ¿Sería entonces culpable de distraerte? No quisiera yo cometer la torpeza de afectar a tu concentración y labores, y, sin embargo...

Sin embargo, no dejo de imaginar.... Y cada imaginación, incrementa mis latidos. Me imagino un momento en que los testigos que nos acompañan dejan de tener el peso de la ética social, perdiéndose toda importancia prejuiciosa. Me imagino un momento en el que, de repente, me vuelvo osada, lo suficiente como para levantarme despacio y en silencio, y acercarme a tu espalda. Me imagino que entonces mis pequeños brazos te rodean por detrás, apoyándose en tu pecho firme y perfecto, y mis labios acarician tu nuca en un suspiro. Me imagino que mi lengua se vuelve atrevida y recorre serpenteante la aspereza de tu cuello y la suavidad de tu oreja. Me imagino que tu silla se gira, y yo puedo sentarme entonces sobre tus piernas, dejando que mis nalgas abracen el bulto de tu pantalón, y obteniendo con tu permiso el acceso a tu boca o el regalo de tu saliva.

Cierro los ojos y respiro profundamente: la imaginación está poniendo en apuros ya no solo a mis braguitas, sino a ese pantalón que de repente siento incómodo y sobrante. Trago saliva e intento pensar en todas las razones por las que mis imaginaciones no son posibles: pienso en que no estamos solos, y en que estás trabajando. Pienso en que tendré que irme, y en que ya he tenido la gran fortuna de poder sentirte hoy una vez dentro de mí, y de haber degustado dos veces tu sabor en mi paladar y esa caricia líquida en mi garganta...

Y por supuesto, no funciona. Porque recordar eso último, impide que mis intentos de serenarme no sean vanos. Y entonces, vuelvo a imaginar... Y me imagino, de nuevo, que nadie más está, o que si están, no importan. Y, ya no solo osada, sino valiente, mi yo imaginario se levanta procurando no hacer ruido, como si pese al atrevimiento buscase hacerlo de la forma menos inoportuna. Así, en el sigilo que solo la imaginación puede conferirle a esta niña torpe, gateo hasta ti cual perra en busca de su Amo. Y, mientras Tú trabajas, cansado y estresado, yo, ansiosa buscadora de tu alivio, me cuelo bajo tu mesa. Mis manos palpan tu pantalón y, como estamos en mi imaginación, no me tiemblan, ni si quiera cuando te acarician sin el carácter errático e inexperto que tendrían en la realidad. Y, aquí imaginando, soy lo suficientemente valiente como para no vacilar a la hora de agarrar tu polla entre mis dedos para liberarla de la opresión de la tela. Me imagino que, tras dejar caer la saliva como a Ti te gusta, mi lengua la recorre entera, en su enorme tamaño. Y me imagino  entonces que realmente he avanzado en mi entrenamiento, y que soy capaz de hacerlo bien esta vez, cuando toca meterla dentro de mi boca. Me imagino que est vez sí puedes follarme hasta la garganta, una y otra vez. Me imagino que hasta yo misma soy capaz de follarme la boca, de darte placer por mí misma hasta el final, volviendo así más  llevadera tu dura jornada. Y sigo imaginando, hasta que casi puedo volver a notar tu sabor inundándome las papilas, conteniendo el aliento ante ese vívido pensamiento.

Pero claro... Esto es solo mi imaginación. Una imaginación en la que yo no soy torpe, en la que sabría realmente estar a la altura de una buena mamada, o en la que mis manos supieran dar la talla. Una imaginación en la que quién mire o el qué dirán no importa. Una imaginación en la que pudieras permitirte una interrupción como esta, porque... ¿Serías capaz de seguir trabajando si me tuvieras ahora justo ahí, arrodillada bajo tu mesa, haciendo uso de mi boca para complacerte?

¿Serás capaz si lees esto, y me imaginas así, de mantener sin fisuras tu impertérrita concentración?