martes, 27 de diciembre de 2016

Felicidades

Llevaba tiempo queriendo volver a escribir aquí. Sin embargo, si algo me has enseñado en lo que llevamos de recorrido, es a ser más paciente. Y por eso, mes tras mes, he querido esperar...

Porque al principio, sencillamente, la vida más allá de este rincón nos absorbió. Sencillamente, no tenía tiempo. Aquel que poseía, si no estaba perteneciéndote, estaba atendiendo aquellas obligaciones que a todos nos hacen más humanos, más animales sociales, más parte de este mundo moderno y enfermo: terminar la carrera, comenzar a trabajar, empezar un máster, trabajar en nuestros proyectos comunes, practicar... Son todas cosas lejanas a este espacio, pero parte de la realidad que compartimos.

Luego, estuve aprendiendo. Rectificando, comprendiendo, reparando. Asimilando, entendiendo, avanzando. Examinándome y recuperando.
Y entonces, no era oportuno escribir. No hasta estar preparada. No hasta estar lista. No hasta haber aprendido.

Y aprendí.

Aprendí de cada desacierto e infortunio. Aprendí de cada experiencia sobre mi inexperiencia. Adquirí madurez al aflorar la inmadurez. Desterré mi monstruosidad tras abrazar la tuya. Comprendí tu virtud y encontré la mía... Y te la entregué, te la entrego, te la entregaré a ti. 

Y me otorgaste un don: el de la paciencia. Uno que sigo entrenando, practicando, mejorando. 

La espera, contigo, siempre da recompensas. Caminamos juntos, y Tú, elevado, puedes contemplar siempre mi expectación. Esa respiración contenida, esos latidos acelerados, esa mirada brillante. Las palabras, los sonidos, los movimientos. Sabes que aguardo, que tanteo, que espero... Hasta que las cosas van llegando. Me las das, te las doy. Las alcanzamos juntos. Avanzamos. 

Tú llevas la batuta y yo... Sendereo con mis huellas en la partitura. Juntos, creamos... Y cantamos. Juntos, somos una música que los demás oídos nunca escucharán, pero que a nosotros nos elevará siempre.

He dejado que su silencio dure muchos compases. Porque tenía que ser paciente. Tenía que esperar a que fuese hoy. 

Porque hoy, es TU cumpleaños.

Y esta lección aprendida, es una de las muchas cosas que, además de agradecerte, quiero regalarte.

Te quiero.

domingo, 12 de junio de 2016

Atreverse


Mi buena intención
presa en su habitación
mantenía una discusión
con la vergüenza

y yo contemplaba
como tu oro manaba
y sin nacer navegaba
por el imaginario mi proeza

sin atreverme a nada
presa de tus nubes mi mirada
con la sed dentro callada
luchando mi naturaleza

por vencer la vulgaridad
de prejucios y normalidad
y así hacer realidad
lo ya real en mi cabeza

pero la entrega al final
no tuvo en el pudor rival
y arrodillada probé tu sal
ofreciéndote mi limpieza

gracias, Amo, pues ser tuya
libera y deja que fluya
mi esencia sin más que influya
y aquí, te verseo esa certeza.




Gracias una vez más.





domingo, 5 de junio de 2016

Besos de madera



En la tierra, la semilla,
de las raíces latentes
que cuando el sol brilla
se tornan emergentes

Y del emerger, el tallo
de robustez revestido
que al llegar mayo
será árbol ya crecido

Y del árbol, la madera
flexible, robusta, dura
de tu amor arma verdadera
portadora de caricias puras

Tus marcas de amor
recibo agradecida
y de la madera el calor
da así la bienvenida

a la liberación
de ser tuya
y que de tu corazón
dominantes fluyan

latidos resonantes
en mi piel rociados
en choques impregnantes
de tu poder en mí dibujado


domingo, 29 de mayo de 2016

La llamada



¿Oyes la llamada?
La carne, desesperada,
ansía tu llamarada

entre sábanas y sudor
del interior al exterior
por antojo de tu sabor

clama por Ti la piel
anhelo yo tu miel
y de Ti ser perra fiel

¿oyes la llamada?
Ambrosía dulce y salada
al pensarte es emanada

mientras te espero
y me desespero
sin ningún pero

solo, te llamo…
sola, te espero...

sábado, 28 de mayo de 2016

Agradeciendo entre pluma y ceniza



Me salvaste.

Me salvaste justo a tiempo. 

He renacido de mis cenizas hechas de lágrimas, en una nueva y eterna sonrisa que brilla por Ti.

Estaba perdida y desorientada bajo el azote de la angustia y el estrés. Maltrecha en salud y cuerpo, y sin ganas en la mente y el alma. Y el corazón me latía por Ti, pero se aquejaba por mis enfermedades y desdichas.

Pero no me has dejaste caer ni echar a perder. Me sujetaste. Me hiciste ver. Me hiciste reaccionar. Me diste luz, verdad y apoyo. 

Gracias.

Ahora, tras haber salido del coma, en pleno postoperatorio en el que las cenizas y las plumas todavía me visten, comprendo que has debido pasarlo realmente mal viéndome así. Entiendo lo mucho que ha debido preocuparte y angustiarte el notarme triste y estresada, y me doy cuenta de cuánto ha debido de dolerte el contemplar como iba dejándome consumir inmóvil y pasiva ante el eterno devenir. Lo siento mucho. Siento haberte hecho sufrir. De verdad. Es un precio que llevaré sobre mis hombros siempre... Pero te juro que ninguna carga volverá a encorvarme

Esto no me frenará. Nada lo hará. Ningún dolor o cansancio o peso. Seguiré adelante. Avanzando contigo. 

Y llegaré ahí, a lo más hondo. Y Tú no estarás sólo nunca más. Para Ti se acabaron tiempos de búsqueda y decepciones, esos mismos que te hicieron aparecer en la madrugada, pues en mí lo hallarás todo. No irás más a la deriva, iremos juntos. Estaré contigo. Siempre y en todo.

Eres maravilloso. Y me has salvado.

Gracias por curarme.

Gracias por no dejarme ir.

Gracias por esperarme.

Gracias.

Te amo, R.

sábado, 21 de mayo de 2016

Historias de jardinería...




Si miro primero en el calendario, y luego atrás en el tiempo, puedo darme cuenta de que, sea mucho o poco, estoy en un periódo quincenal que, hace un año, fue bastante determinante para nosotros.

Finalizaba este mismo mes cuando, tras unos meses conociéndonos, tomando primero unas decisiones como amigos, y luego acercándonos de manera más especial con otras, nos encontrábamos en ese punto indefinido en el que las líneas se cruzan y las etiquetas no sirven ni para nombrar ni para explicar.

Y en eso estábamos inmersos, muy juntos pero no siempre juntos, cada uno pendiente también de historias paralelas protagonizadas por el resto de elenco de nuestras vidas. Algunos capítulos cerraban parte de esas historias, otros las dejaban en una expectación digna de un "continuará" al final de créditos, otros anticipaban crónicas de muertes anunciadas, y algunos eran páginas navegando a la deriva en la incertidumbre.

Pero Tú y yo estábamos juntos, en una época en la que yo todavía no te adornaba en mayúsculas, pero te adoraba aun sintiéndome minúscula en comparación de tu grandeza. En una etapa en la que la parte de nosotros que este blog abarca no creíamos ir a compartirla, cada uno por sus propias dudas y temores, que hacían que lo "nuestro" fuera "otra cosa" distinta, e igualmente, tan maravillosa como todo lo vivido juntos.

Tú y yo estábamos juntos, sí. Y en estos inicios de aquella quincena, dimos un paso más y consumamos algo que, despacio, había estado gestándose y afianzándose en una confianza y seguridad que marcasen la diferencia. Porque no queríamos maquinarias ni estrategias, sino hacer de aquello algo distinto y más sincero.

Así, en el ecuador de las dos semanas, fuimos abrazando más las sensaciones, nuestras primeras veces en múltiples cosas, que iban siempre sumando. Y aquello se nos iba de las manos, como granos de arena escapándose irremediablemente de entre los dedos, para construir nuestro castillo particular de sueño. Porque hasta el momento, vivíamos en un presente, y ahí, comenzábamos a imaginarnos en un futuro plural y en primera persona, que hacía peligrar el resto de libros que protagonizábamos, pero aventuraba que lo "nuestro" iba a ser una saga infinita...

Recuerdo los sucesos finales de aquella quincena. Recuerdo la resurrección de fantasmas del pasado, las búsquedas a destiempo, y las fugas de pieles ajenas a las propias, saltando de un libro a otro. Porque al final, siempre queríamos proseguir un capítulo más juntos incluso cuando estábamos emitiendo episodios alternativos. Y de nuevo, era una intensidad que amenazaba con sumirnos en los conflictos de la moral y la lealtad, enfrentados con los anhelos que nos iban acercando a lo sempiterno.

De ahí en adelante, todo fue avanzando y sucediéndose de manera imparable. Desenlaces, sorpresas, decisiones... Pero lo nuestro, renovaba para temporadas indefinidamente. O así lo sentíamos. Y poco a poco, nuevos elementos fueron incorporándose, y los temas a abarcar en lo nuestro crecían, abriéndose posibilidades que ya no podíamos negarnos.

Desde entonces, he hecho muchas cosas bien... Y algunas otras, bastante mal. He caminado entre aciertos y errores, intentando acortar cada vez más esa distancia que la inexperiencia marcaba, para alcanzarte en altura y aumentar nuestra cercanía. He tratado de crecer lo más deprisa posible para entrar en tus prendas íntimas y dar la talla. A veces, lo he logrado. Otras, me he equivocado. Otras, he fallado. Y otras, por cosas que no justifican mis desaciertos ni son relativas a Ti, me he dormido en los laureles.

Supongo que estaba demasiado sucumbida a todas las sensaciones nuevas e intensas, que disfrutando como en todo mi valle de lágrimas nunca había hecho, me tomé algunos temas con demasiada calma, inconstante con otros, y demasiado focalizada en algunos. No siempre he hecho honor a esa inteligencia que de mí tanto te gusta, ni a la madurez que rompía la barrera generacional, ni a la fortaleza y el valor con los que Tú me habías visto avanzar. A veces, mis pecados no han sido esos en los que sumirnos felizmente, sino verdaderos lastres para mí misma que han salpicado alguna página con motas de alerta. Casi siempre superaba las pruebas, pero no todas las lecciones las aprendía con la misma velocidad, y sé que algunos cambios, si bien fueron plantados hace tiempo, han tardado en comenzar a dar sus frutos.

Pero también sé que, si miro atrás, hace un año era imposible adivinar que yo estaría ahora aquí, escribiendo esto sin que Tú repares en que es esta la pestaña del navegador que tengo abierta, mientras trabajas tras un día más juntos... De todos los que nos quedan.

Y por eso, sabiendo que tenemos una renovación de temporadas ilimitada, y páginas infinitas por llenar juntos, sé que poco a poco, serán ilustradas por los árboles que nazcan de los frutos que hoy estamos tomando, y de los cuáles plantaremos nuevas semillas. Porque he aprendido a regar, abonar, y podar.

Y al final, nuestro jardín estará libre de malas hierbas, y lleno de buena vida. 

De nuestra vida.

viernes, 20 de mayo de 2016

Tu lienzo


Tejido de desnudez 
este lienzo de piel
entregado a Ti en blanquez
a merced de tu pincel 
Jirones del alma
envolviendo la calma 
el cuerpo revisten
y a tu deseo asisten 
Grabada a fuego 
tu voluntad está, y así ruego,
"tíñeme de tu color
fantasía, por favor". 

Acordes de gemidos 
mis cuerdas, mis latidos 
al son de tu demanda
tu esencia por mí anda
"Hazme ser arte,
amarte, y parte
del temor sus ataduras,
y vierte en mí tus pinturas 
de nieve, oro y sal
coloreando mi cristal
que por Ti se torna acero
en un despertar sincero". 

Y así yo te suplico
y el cuento me aplico
con energía renovada
te me ofrezco tornada
en un lienzo en blanco
sin presiones ni estanco 
blanco, pues es puro
todo deseo en Ti, mi Oscuro. 

Y juro, solemnemente
que las tonalidades de tu mente
podrás con mi ser plasmar 
pues tu lienzo soy, para crear
tu obra maestra, Amor,
es posible cualquier color 
si Tú estás conmigo
y yo estoy contigo... 

Si yo estoy contigo 
y Tú estás conmigo,
tu lienzo yo siendo
y Tú mi ser tiñendo 
de tu color fantasía
crearemos la obra que ansías
porque yo estoy contigo 
y Tú estás conmigo. 

Tú, mi Pintor
 y yo tu lienzo de amor. 

jueves, 19 de mayo de 2016

Tu arcilla



De arcilla,
quiero ser de arcilla,
moldeable por tus manos
y hacerte las cosas sencillas

Arcilla, mi ser
quiere de arcilla renacer
como el fénix de las cenizas
si tu deseo vuelve a arder

De arcilla e ilusión
moldeable, sin presión
blanda, suave, tuya
en cuerpo y corazón

Tus manos y palabras
las puertas que Tú abras
soy mármol, tuyo el cincel,
esculpirme Tú sabrás

Demiurgo, Dios y alfarero
te juro así mi esmero
en ser materia prima
para ti, negro Lucero

Así, de arcilla
sin presiones, sencilla
Así, creciendo
con mi esfuerzo latiendo
Así, Tuya
dejando que todo fluya...
...y que tus ganas se reconstruyan...
...con mi arcilla, tu arcilla,
sin presiones, sencilla.


viernes, 13 de mayo de 2016

Imagino...

Y aquí estamos otra vez.  Aquí estás Tú, trabajando. Aquí estoy yo, en un segundo plano, sin interrumpiros pero aportando lo poco que mi ajena inexperiencia puede daros. Aquí estoy yo, en una breve pausa entre estudios y asuntos que me mantienen ocupada, permitiéndome dejar mis ansias de Ti en un segundo plano. Aquí estamos. No estamos solos.

Aquí estoy yo, contemplándote desde mi silencio. Te escucho, y mis oídos beben de la cadencia de tu voz. Tus tonos, las palabras que enfatizas y las que arrastras, aquellas que repites o aquellas entre las que te pausas. Te miro, te admiro, y te vuelvo a mirar... Y me detengo en cada detalle, en todos los rasgos que te trazan: en tu nuca, que tanto desearían acariciar ahora mis labis, y, cuando ladeas el rostro, en tu regio perfil. En tus brazos, siempre fuertes, bailando en el constante movimiento de tus manos, cuyo tacto tanto me gustaría sentir ahora. En tu postura, que varia según lo hace la intensa charla creativa que mantienes.

Aquí estoy yo, imaginando. Imaginando que soy valiente, que ya no me hago más pequeñita de la vergüenza. Imaginando que he crecido y mejorado, que he sembrado esfuerzos y recogido avances. Imaginando que el mundo ha cambiado y que nuestros secretos no son condenados ya por ojos sociales. Imagino que estamos en un momento y lugar en el que mi imaginación, valga la redundancia, puede dejarse llevar...

Imagino que puedo demostrarte con actos la veracidad de estas palabras. Que puedo buscarte, de rodillas como correspondería a la sumisión que contigo ha florecido. Que puedo suplicarte, con el silencio de mis ojos, que me permitas acercarme más. Que puedo rogarte, casi muda, por tener el honor de darte placer. 

Imagino que me concedes ese privilegio. Imagino la sonrisa con la que lo haces, y el roce de tus dedos en mi pelo. Imagino como los míos desabrochan los botones de un pantalón al que ahora no quito ojo mientras tú sigues enfrascado en tu diálogo, e imagino que voy haciendo lo propio con tu cinturón y cremallera.

Imagino tu sabor, por fin en mi boca, tras horas deseándolo. E imagino como, tras un rato de entrenamiento y aprendizaje, tengo por fin permiso para alzarme y sentarme sobre ti. Imagino entonces que por fin, por fin, por fin, te siento dentro de mí, Imagino como tu polla va abriéndome el coño, ese que ahora chorrea sin decírtelo mientras escribo esto, poco a poco, cuando me voy dejando caer despacio sobre ti...

Y el resto... El resto, son imaginaciones variadas, en las que nuestros cuerpos danzan al compás de una música que solo está en nuestra cabeza. Imaginaciones en las que la misma canción nos mueve a ambos. Imaginaciones en las que dibujamos posturas, lugares y posiciones, según tus manos y tu voz lo dictaminan. Porque por encima todo, me imagino que por fin, te dejas llevar conmigo... Que das rienda suelta a TUS deseos, los cuales yo ya anhelo como latidos propios en mi pecho, que no te reprimes ni contienes, que eres, sencillamente TÚ, conmigo. Que estamos juntos, Tú y yo, y Tú, permites que se haga pues tu voluntad... A tu gusto.

Y en todas esas imaginaciones, en las que me usas para ello y soy a la vez juguete y compañera de juegos, me imagino siempre un final que, si bien es distinto cada vez, coincide siempre en algo: tu clímax. Siempre, todo termina cuando, por fin, logro complacerte y Tú logras liberarte hasta alcanzar tu culmen. Porque no hay mayor meta que la de tu placer, ni mayor premio que participar de tu orgasmo.

Pero ahora no es el momento ni el lugar... Y toca seguir imaginando, soñando despierta...

Porque dicen que soñar es gratis, pero en mi caso... Tú eres dueño de mis sueños, mi Amo.

Para siempre y para todo.

jueves, 12 de mayo de 2016

Navego hacia Ti...


Me tientas a tientas
y mis tintas inciertas
trazan torpes los mares
que por mis tuyos pensares
tiñen mis piernas abiertas

Olas que rompen
el deseo que esconden
mi mirar y mi habla
navegando sin tabla
aguardando tu orden

En arena se deshace
mi piel cuando yace
mi cuerpo en tus brazos
mi mente hecha trazos
en pos del avance

Mis labios que abren
las gotas que arden
en humedad que desboca
mi entrega en mi boca
llegan pruebas aunque tarden

Tal vez demoran
y torpes se expongan
a vergonzosa inseguridad
combatida en mi tempestad
que mis trabas afrontan

Navegando en Tus fantasías
follándonos en poesías
versometida, yo soy Tuya
y dejaré que mi ser flota
hacia aquello que Tú ansías




lunes, 25 de abril de 2016

Ayer...

Ayer celebramos la primera vuelta
y te entregué la estampa envuelta
de las palabras que aquí yacen
y que por Ti, de mí nacen
Aquí queda constancia
de su entrega y relevancia
en silencio hasta ser descubiertas
por tu curiosidad abiertas

viernes, 22 de abril de 2016

Amanecer crepuscular



"Vivimos en un crepúsculo
de lunas llenas y nuevas
y en cada eclipse me vinculo
a tu amanecer sin reservas"



Porque hoy hace un año que dimos el primer paso. Desde la frontera de la amistad, movidos por lealtades, temores, y creyendo hacer lo correcto. Cada uno, sumido en sus propias historias, compromisos, y responsabilades. Tú, perdido entre miles de sábanas variadas, con las que cubrir tu cinismo aceptando la soledad. Yo, sin valor para desenterrar raíces, con temor a no tener nuevos frutos que ofrecer a nadie.

Pero al final, en ese primer paso crepuscular, plantamos aquella semilla que enseguida germinó, y cuyo resultado, ya florecido, sigue creciendo. Lejos estaban en ese momento ideas que hoy son parte de nuestra convivencia, pero cerca estábamos tú y yo. Cada vez más cerca.

Y así seguimos, acercándonos. Siempre. Todo. Nosotros.

Gracias, R, por ese primer 22.

Gracias por llevarme desde el crepúsculo hasta el amancer. Gracias por ser mi noche bella.

Te amo.




jueves, 21 de abril de 2016

Partiré

Con mucha estopa era imitado
Camarón partiendo su camisa
y yo por ti, mi todo adorado
partiré mis lágrimas y mi risa

Partiré mi piel y mis entrañas
desgranando cada neurona
tuyas son, tal que mis pestañas
que por tu azul se me enamoran

Partiré todas mis mitades
para pulir todos mis bordes
limando mis necedades
y colándome en tus acordes

Partiré todas las fases
de nuestros soles y lunas
hasta que con tu ser cases
lo que ocultan tus dunas

Partiré y separaré
mis virtudes y defectos
las primeras te daré
los segundos haré rectos

Partiré hasta mi pescuezo
y todas mis imperfecciones
alquimiaré pereza en esfuerzo
servida en copa de acciones

Partiré por ti
a donde nadie ha partido
para darte de mí
tus deseos dormidos

Me partiré en fantasías
y junto a ti partiré
a lugares que ansías
y que con mis piezas forjaré


lunes, 11 de abril de 2016

Calmantes



Ruges
el ansia te ansía
y muerdes
desgarran tus garras
y lates
la rabia te rabia
y partes en dos tus mitades

Y gruñes
rechazas rechazos
y niegas
lo a ti ya negado
y sangran
recuerdos, recuerdas
y añoras
tus sueños de ensueño
por siempre añorados

Y lloras
sin lágrimas, lloras
y pides
sin voz ni palabras
y suplica
el que nunca suplica
y ruega
por una equivocación

por hallar una ocasión
que evite condenacion
que borre la decepción
y otorgue la salvación

Se cierran
ojos deshojados
desboca
latidos tu boca
y respiras
los nervios se expiran
y enrojeces
tus blancas rojeces

Y me buscas
a tientas me tientas
y te calmas
con mi calma en tu cama
y tornas las tornas
de sano e insano
y desnudas
mis nudos y anudas
nuestras locuras

nuestra libertad a oscuras
de luces y brumas
que a todos abruma
y a nos nos acuna

Y descansas
se abrazan los brazos
y se pausan
latidos pesados
y así hallas
allá donde vayas
la esencia ansiolítica
de mi tuya presencia


domingo, 27 de marzo de 2016

Simplemente...




Simplemente, quiero expresar
que aquí, en mi tuyo lugar
permaneceran las palabras
que en  papel haré estampas
relatando nuestro andar

lunes, 21 de marzo de 2016

Feliz Día de la Poesía

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú.
«Gustavo Adolfo Bécquer, Rima XXI»



Un mundo entero de gala va vestido
porque hoy es, para todos, un día
de ideas y sentimientos, en versos vertidos,
“Día mundial de la Poesía”.

Día que hoy conmemora
a los que en estrofas odian y aman,
a los que en rimas ríen y lloran,
a los latidos que escritos hablan.

Día en que llega aquella que la sangre
altera hirviente tornada en pasión
floreciendo así sentires y alambres
que atrapen el descuidado corazón. 

Pero para mí, ya floreciendo,
tiene otro nombre este día
y es que si hoy sigo escribiendo
es porque Tú eres poesía. 

Y si tus cadenas mi tinta llenan,
si por ti está versometida mi esencia,
entonces hoy lo que mis palabras celebran
es el Día mundial de Tu existencia.

Hoy, sin que me sea preguntado,
y tal y como Bécquer lo decía
te confieso, así, verseando
que para mí, Tú eres poesía.



Para mí, este es tu día…
porque todos mis días, son tuyos,
igual que lo son mis versos.
Feliz día, Poesía… Feliz día, R.

sábado, 19 de marzo de 2016

La espera



Había perdido ya la cuenta de las vueltas surcadas por la aguja más final del reloj que colgaba a su espalda. El sonido que al principio le había hecho mantenerse en la consciencia, ahora solo acompasaba a la desesperación de sus propios latidos desbocados. Por cada cuatro o cinco tic-tacs, ella suspiraba, jadeante y entrecortada, nerviosa.

No sabía cuánto tiempo había transcurrido. No sabía cuánto más habría de aguardar. Solo sabía que bajo ningún concepto debía mirar atrás, ni mucho menos levantarse. En verdad, nada había que se lo impidiera. Esta vez, en aquel juego, no existían cuerdas ni grilletes de ningún tipo. Podría moverse cuando quisiera y, lo que es más, Él no tendría por qué saberlo… Pero ella sí. Ella sí lo sabría. Y a veces, los nudos de la mente y el corazón eran mucho más firmes que cualquier atadura física.

Él era perfectamente consciente de eso. Sabía que no hacían falta ni cadenas ni vigilancia alguna. Que había sido suficiente con su voz, con su mirada, y con la manifestación clara y nítida de sus deseos. Una vez dada la orden, ella no necesitaría nada más… Nada, salvo paciencia.

Paciencia. La paciencia es una virtud, se solía decir. Y Él se merecía recibir de su parte todas las virtudes. Incluso aquellas en las que ella torpemente se manejaba, y que conformaban parte de sus defectos. Pero toda habilidad podía ser entrenada. Ambos lo sabían. Y ella entendía que, si superaba esa prueba, habría vencido la batalla contra su propia impaciencia.

Sin embargo, cada vez era más difícil. Aquellas manecillas que ni si quiera se podía voltear a mirar, la sumergían en un desquiciante nerviosismo. El dolor de sus extremidades en aquella perfecta postura, sumado al de sus nalgas desnudas, también incrementaba los niveles de dificultad. Si tan solo ladease el rostro ligeramente para poder ver la hora…

No. No debía hacerlo. No iba a hacerlo.

Inspiró entonces profundamente, cerrando los ojos. El hormigueo de su propio cuerpo era la única caricia que por el momento recibía. Pese a ello, estaba mojada. Mucho. Tanto, que la piel de sus muslos había generado una sensación de unión entre ambos a causa de la humedad. Por encima del nerviosismo, del dolor, de la impaciencia… Por encima de la desesperación que la invadía, estaba excitada. Muy excitada. ¿Contaría Él con ese detalle? Seguramente. Él siempre lo tenía todo bajo control… Incluída a ella misma, convertida en una más de las posesiones bajo las que Él ejercía su voluntad.

Cuando la puerta se abrió, ella se tensó como si hubieran accionado un resorte. Todo su cuerpo pareció arquearse y erguirse aún de rodillas, pese a que realmente permaneciera inmóvil. Tan inmóvil como para contener el aliento y los pestañeos. Sin embargo, los latidos de su corazón eran imposibles de reprimir, y ni si quiera los pasos de su Amo acompañando al tic-tac del reloj podían disimularlos. Seguían resonando, en desbocados golpes contra su pecho desnudo, como prueba delatadora de su estado. Más allá de eso, el resto era silencio. Ella no podía hablar… Y Él no parecía tentado a hacerlo.

Le sintió llegar a su altura. Su característico aroma acarició sus fosas nasales y le hizo tragar saliva, hambrienta de algo que solo si Él lo deseaba ella podría obtener. No se giró, pese a la terrible tentación de hacerlo. Cabizbaja, sus ojos oscuros resistieron las ganas de buscar aquella mirada bajo la que se había doblegado en cuerpo y alma. No le hacía falta hacerlo para saber que Él sonreía, conocedor a la perfección de todos los detalles: los latidos de aquel entregado corazón, la opresión de una agitada respiración que ahora se hallaba contenida, la creciente humedad entre aquellas doloridas piernas… Todo. Lo sabía y controlaba todo, de la misma forma en que había controlado aquella espera.

De repente, pudo notar la suave presión de dos dedos contra su mejilla izquierda. Entreabrió los labios, dejando escapar un gemido, justo cuando un tercero, el pulgar, la agarraba del mentón. No ejerció resistencia ni presión de ningún tipo, sintiendo como su rostro era ladeado con suavidad pero firmeza, obligada a mirarle. Una imposición que a ella se le antojó más bien como un regalo, sintiéndose privilegiada por poder contemplarle por fin. Tal fue el efecto hipnótico de aquella mirada, que ella no vio venir aquello que sucedió a continuación. En apenas un instante, notó aquel golpe fuerte de la saliva ajena derramándose en su boca abierta. Y al reaccionar, su propia lengua acarició los labios escupidos, como si saborease otro nuevo regalo y estuviera degustando la mayor exquisitez. Para ella, así lo era.

Él soltó su rostro en un solo movimiento, y ella volvió a quedar cabizbaja, mientras Él giraba para rodearla. Únicamente podía contemplar sus pies, pero enorme era la tentación de agacharse a besarlos. Porque sentía que en aquel pecho que se alzaba y descendía agitado, no solo habitaban esos latidos acelerados, sino una intensa y desmesurada veneración que ella estaba desesperada por transmitirle y dedicarle. Sin embargo, se contuvo una vez más. Quizá Él fuera consciente del desesperado deseo por complacerle que en ella habitaba. O quizá simplemente estuviera buscando ejercer aquello para lo que ella le pertenecía. Probablemente, fuesen ambas cosas. El caso es que ella, cabizbaja, no pudo evitar estremecerse cuando escuchó el ruido de la cremallera descendiendo, que precedió al golpe secó de unos pantalones cayendo ante sus ojos.

Instantes después, guiada por aquella mano que agarraba con firmeza sus cabellos, pudo degustar por fin aquel objeto de deseo. Afortunada de poder complacerle por fin, su lengua recorrió por entero el miembro erecto de su Amo, acariciándolo a la par que la humedad de su palpitante intimidad se incrementaba todavía más. Atrapándolo entre sus labios, succionó con suavidad, deleitándose ante su sabor, poco antes de que una segunda mano afianzase el agarre de su cabeza y comenzasen las embestidas. Junto a estas, empezó la opresión en su garganta, y la ahogada respiración de quien todavía se encuentra en fase de adiestramento.

De vez en cuando, su boca era liberada de aquella presencia invasiva, pero solo para sentir los contundentes golpes de su virilidad contra sus mejillas, empapándolas de su propia saliva, mientras en silencio su mente suplicaba por volver a sentirse llena de Él. Acto seguido, como si Él leyera sus pensamientos y decidiera atender a su mudo ruego, regresaban las embestidas. Una tras otra, cada vez más aceleradas, cada vez más intensas, aproximándose a su desenlace.

Cuando por fin terminó, ella recibió el tercer regalo, el premio a su espera: el orgasmo de su Amo. Derramado directamente en su garganta, ella pudo sentir como por fin su hambre era saciada, limpiando cada gota una vez su boca fue liberada, hasta no dejar rastro alguno.

Y así, la lección quedó aprendida: la espera siempre valía la pena.


(Este relato lo escribí para participar en este concurso de relatos erótico-bdsmeros, donde obtuve el segundo premio. Muchas gracias a todos los asistentes, y mi enhorabuena al resto de participantes.)