Farolillos azulados
brillan bajo enhebradas cortinas
los tic-tacs acallados,
me reflejas, pues te iluminas.
Mis latidos ascienden,
susurrando bocanadas,
nuestras llamas se encienden:
tenemos la chispa adecuada.
Reciente degustamos tormenta,
ahora somos brisa;
lo que a prejuicios nos enfrenta,
saboreamos en sonrisa.
Mi arcoiris miel y pardo
devociona cada célula,
arrodillada el alma, yo ardo,
la fe se cose hasta en mi médula.
Tus luceros prendidos
espejandóme entregada
las semillas han florecido
pues también adora el que manda
Reciente degustamos tormenta,
ahora somos brisa;
lo que a prejuicios nos enfrenta,
saboreamos en sonrisa.