Han sido meses de silencio en este lugar. Semanas y semanas de vacío. Una falsa imagen de abandono.

No me he ido. Nunca lo he hecho. Ni si quiera he sentido la sensación o la apetencia, en ningún momento.

Pero el tiempo a veces pasa más rápido de lo que fluyen las ideas, y transcurre sin que estas tomen forma.

Pese a todo, sigo aquí. Y sigo dando las gracias. Miles de gracias.

Porque en estos meses de silencio, de enfermedad, de penurias y problemas, has seguido estando ahí. Día a día, paso a paso. Sosteniéndome cuando parecía ir a caer, alentándome cuando mis pasos tomaban la dirección correcta, y alertándome cuando mis paradas duraban demasiado o me desviaba del sendero.

Ahora, pese a seguir en medio de mis propios baches, siento que mis huellas vuelven a trazarse veloces. Que las energías van regresando poco a poco, y empujando a las ideas a salir. Ahora, todavía junto a Ti, por siempre a tu lado, mis dedos vuelven a aceptar la demanda de las emociones. Y las emociones, vuelven a tornarse palabras.

Lo siento por la tardanza. Lo siento por las debilidades. De cada cicatriz, aprendo. Y hasta del cansancio menos tangible y lógico, saco una lección. Quiero elegir el esfuerzo, el avance, y la constancia. Quiero escoger caminar, en lugar de dejarme caer. Porque lo único que quiero dejarme, es llevar. Dejarme llevar por Ti... A donde Tú decidas. Donde sea, lo que sea, cuando sea y como sea... Pero contigo. Todo, contigo.

Te quiero. Te amo. Te adoro. Y quiero que este rincón sea una de las muchas cosas en las que eso quede plasmado. Quiero que aquí quede constancia, hoy, mañana y siempre, de que soy TUYA. Quiero que este lugar, uno de los tantos nuestros, siga vivo... Porque si yo lo estoy, si en mi pecho aun habitan latidos que te pertenecen, es por TI. Gracias a TI.

Porque todo, es por y para TI.

Gracias.