martes, 27 de diciembre de 2016

Felicidades

Llevaba tiempo queriendo volver a escribir aquí. Sin embargo, si algo me has enseñado en lo que llevamos de recorrido, es a ser más paciente. Y por eso, mes tras mes, he querido esperar...

Porque al principio, sencillamente, la vida más allá de este rincón nos absorbió. Sencillamente, no tenía tiempo. Aquel que poseía, si no estaba perteneciéndote, estaba atendiendo aquellas obligaciones que a todos nos hacen más humanos, más animales sociales, más parte de este mundo moderno y enfermo: terminar la carrera, comenzar a trabajar, empezar un máster, trabajar en nuestros proyectos comunes, practicar... Son todas cosas lejanas a este espacio, pero parte de la realidad que compartimos.

Luego, estuve aprendiendo. Rectificando, comprendiendo, reparando. Asimilando, entendiendo, avanzando. Examinándome y recuperando.
Y entonces, no era oportuno escribir. No hasta estar preparada. No hasta estar lista. No hasta haber aprendido.

Y aprendí.

Aprendí de cada desacierto e infortunio. Aprendí de cada experiencia sobre mi inexperiencia. Adquirí madurez al aflorar la inmadurez. Desterré mi monstruosidad tras abrazar la tuya. Comprendí tu virtud y encontré la mía... Y te la entregué, te la entrego, te la entregaré a ti. 

Y me otorgaste un don: el de la paciencia. Uno que sigo entrenando, practicando, mejorando. 

La espera, contigo, siempre da recompensas. Caminamos juntos, y Tú, elevado, puedes contemplar siempre mi expectación. Esa respiración contenida, esos latidos acelerados, esa mirada brillante. Las palabras, los sonidos, los movimientos. Sabes que aguardo, que tanteo, que espero... Hasta que las cosas van llegando. Me las das, te las doy. Las alcanzamos juntos. Avanzamos. 

Tú llevas la batuta y yo... Sendereo con mis huellas en la partitura. Juntos, creamos... Y cantamos. Juntos, somos una música que los demás oídos nunca escucharán, pero que a nosotros nos elevará siempre.

He dejado que su silencio dure muchos compases. Porque tenía que ser paciente. Tenía que esperar a que fuese hoy. 

Porque hoy, es TU cumpleaños.

Y esta lección aprendida, es una de las muchas cosas que, además de agradecerte, quiero regalarte.

Te quiero.

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