sábado, 31 de octubre de 2015

De disculpas y perdones...

Nunca he querido convertir este espacio, con el cual solo trato de acercarme un poco más al imposible que supone expresarte toda mi devoción, en un tablón de disculpas o pesares. Siempre he querido dedicarlo principalmente a transmitir toda mi adoración, mi entrega, mi amor, mi deseo... Todo, para Ti.

Sin embargo, cierto es que el Todo, incluye también el perdón. Y yo, tan humana e imperfecta, tengo a veces un margen de error demasiado grande. Nunca quiero fallarte, pero en ocasiones, mal que me pese, sucede... Y no sabes cuánto lo lamento cuando es asi.

Y entonces acudo aquí, y escribo versos de arrepentimiento que prometen una mejora. Y normalmente, van acompañados de un avance real, porque siempre, de todo error, aprendo y crezco.

Pero hoy, queriendo marcar la diferencia y no convertir en rutina ni costumbre ninguna expresión, es la prosa de esta carta el medio con el que me disculpo: perdóname.

Perdóname, mi R, mi Amo, mi Amor, mi Todo. Perdóname, pues a veces vuelvo a ser esa niña torpe e inexperta que, cual ratón timorato, bucea en la inseguridad hasta sacar a flote lo peor de sí misma. Perdóname, pues a veces todo me viene grande y la inmensidad me intimida, nublando mi juicio. Perdóname, que yo nunca quiero causarte mal alguno, ni tan si quiera equivocarme... Pero, por desgracia, las equivocaciones también constituyen una parte de mi imperfecto ser.

Quiero mejorar, siempre. Interiorizo toda lección y busco siempre el avance, el crecimiento y el aprendizaje. Te aseguro que nunca un desencuentro da lugar a un retroceso o perdida. Pero aun así, lamento todos y cada uno de ellos, si bien valoro el conocimiento y progreso que los acompaña.

Porque quiero ser mejor... Para ti. Pues Tú, R, mereces lo mejor... Y lo mejor, se queda en poco comparado con lo que mereces.

Porque quiero ser digna de pertenecerte, y merecedora de todo lo que comparto contigo.

Pero a veces, me alejo de esa dignidad y merecimiento, y detesto esa distancia aunque dure apenas instantes.

Perdóname, mi Amo, cuando fallo como sierva.
Perdóname, mi Amor, cuando no es amor lo que transmito.
Perdóname, mi Todo, cuando mis actos y palabras se vuelven la nada.
Perdóname.

No, no quiero convertir esto en el rincón de las disculpas... Pero sí quiero disculparme, todas las veces que sean necesarias y más, aquí y en cualquier lugar.

Y sobretodo, quiero dejar constancia siempre de mis avances. De mis arrepentimiento y perdones. Y especialmente, de que una vez más, la lección está aprendida.

Te amo.

Y soy tuya, para siempre.

2 comentarios:

  1. Gracias por la invitación
    Saludos y presente mis respetos a su dueño.

    ResponderEliminar
  2. Y aprenderás y avanzarás y mejorarás y crecerás. Y yo lo veré por que siempre estaré a tu lado.

    No hay nada que perdonar.

    R

    ResponderEliminar