lunes, 5 de octubre de 2015

Necesitándote esta noche...

En tu ausencia, no dejo de pensarte. Una y otra vez, apareces en mi mente, abriéndonte paso a través de todos esos pensamientos que, al lado de tu recuerdo, se tornan insulsos, irrelevantes. Porque nada hay que pueda tener mayor importancia en mis pensares que Tú, mi Amo. La prioridad, siempre es Tuya.

Si miro hacia atrás, contemplo la cama vacía, que esta tarde todavía ompartíamos, apurando los últimos instantes previos a tu inminente partida. Casi podría jurar que el dibujo de nuestras siluetas se intuye en las arrugas del colchón. Tu aroma todavía está presente entre las sábanas deshechas, enredadas como lo estaban antes nuestros brazos, en las almohadas emparejadas..., y entre los pliegues de mi ropa interior.

No hacen todavía 24 horas desde que nos fuimos a dormir... Sin dormir. Tras el agotamiento de un fin de semana de celebraciones, en el que me diste los tres deseos de cumpleaños más maravillosos que hubiera podido querer, y el cansancio de las obligaciones de ambos, caer junto a ti en el colchón no podía terminar en un sueño inminente. En su lugar, tras días sin sentirnos, me tomaste.

Una vez más, me hiciste tuya. Una vez más, me rendí a ti, mi Dueño, deshaciéndome entre tus brazos como sal en agua, derritiéndome bajo tus manos como la nieve al sol. Y como siempre, nada puede haber más maravilloso que sentirte, mi Amor. Sentir todas y cada una de tus embestidas, haciendo a mi cuerpo temblar, a mi corazón desbocarse y a mi mente enloquecer. Sentir tu perfecto torso sudoroso contra mi espalda desnuda. Sentir tus férreos dedos agarrando mis huesos y abrazando mi pequeño vientre, enredándose en mi desordenado cabello para convertir a mis mechones en  riendas con las que manejarme, o aprisionando mi frágil cuello y enredándose en el collar que me marca como tuya. Sentir tu respiración en mi nuca y tus labios en mi oído, justo antes de que, tras mis debidas súplicas, me concedas el honor de escuchar tu voz...

Tu voz... Esa perfecta voz. Esa divina voz. Esa voz que es, siempre, la mejor música para mis oídos. Tu voz, capaz de hechizarme irremediablemente. Tu voz, capaz de hacerme no solo temblar y estremecer, sino estallar, sin necesidad de más contacto que el de tus palabras. Tu voz, mi Amo, tu maravillosa voz...

A ratos, resuena en mi cabeza. Recuerdo cada gemido, cada jadeo, cada frase y cada palabra. Porque todas ellas son regalos, porque escucharte es un privilegio por el que doy las gracias. Porque cada vez que te diriges a mí, sea para ordenarme que me corra como tu puta, para recordarme que soy tu esclava, para exigirme cualquiera de tus deseos, o para que no olvide que por encima de todo eso me amas, me siento afortunada de poder oirte.

Y ahora, en el silencio de esta habitación en la que tu voz no se oye, mientras contemplo el lugar en el que hoy dormiré sin ti, no sabes cuánto desearía que, en algún momento de esta larga madrugada, mientras espero a un sueño que ha parecido darme plantón, mientras doy vueltas conversando con mi insomnio, mientras te echo de menos... Tú aparecieras en la oscuridad, para entre tus brazos poder hallar primero placer y luego descanso.

Porque no hay nada mejor que estar contigo, correrme para ti como tu puta, limpiar tu orgasmo como tu esclava, y después dormir abrazada a ti como tu amor... Para así despertar a tu lado, y que seas tú mi amanecer.

Porque no hay nada más maravilloso que estar contigo, ni mayor fortuna que pertenecerte.

Porque te necesito esta noche... Pero querría pasar contigo no solo esta, sino todas las de mi vida.

Porque no dejo de pensarte.

Porque eres MI TODO.

Porque soy tuya, R.

Siempre tuya.

Te amo.

1 comentario:

  1. No hay nada mas pasional que follarte.
    No hay nada mas tierno que abrazarte.

    Eres lo mas extraordinario que existe.

    R.

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